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01 junio 2011

Ropa vieja, la receta ecológica



No hay nada tan generoso en cocina como aprovechar los restos de una comida para transformarlos en un plato fácil y agradable. Es el caso de la ropa vieja, así llamada desde antiguo por nuestros padres y abuelos y cuya receta resulta tan versátil como sugestiva su elaboración en cada casa. Es un plato, además, que podemos consumir caliente o frío, aquí manda el gusto, pero lo que más me sorprendió cuando lo preparé por primera vez fue la aceptación que tuvo por parte de mis dos hijas ya que no es una comida frecuente en los menús caseros y rara la familia que del cocido aprovecha además de la pringá (para la elaboración de croquetas), los garbanzos con la idea de dar forma a esta peculiar tortilla de trompos. En algunas casas he comprobado que la ropa vieja se elabora como si fuera un revuelto, con las legumbres sin machacar y aliñadas con especias al gusto; en otras en cambio, he descubierto que ropa vieja es algo semejante al humus de garbanzos, con un final de textura cremosa. Os traígo al blog la forma en que preparo la ropa vieja, que no es si no la recuperación de una vieja receta tradicional sujeta, no obstante, a las innovaciones que queráis incorporarle.

Ingredientes: Garbanzos sobrantes del cocido. Cebolla o puerro.

Elaboración:  Calentar en el microondas los garbanzos y escurrir gran parte del caldo que aún pudieran soltar, pero sin dejarlos secos, machacar con un tenedor hasta lograr una masa uniforme. En una sartén, pochad una cebolla o puerro, suelo usar este último ya que es más suave. Dependiendo de la cantidad de masa de garbanzos que nos quede usaremos uno o dos puerros. Cuando la verdura esté pochada (usar una pizca de sal para su coción, pero no os paséis ya que los garbanzos conservan la dosis sabrosa que les dio el caldo del cocido), incorporar la masa y, a partir de ahora, es cuando debemos prestar atención a esta receta, pues hay que ir moviendo constantemente la masa, mezclada con la verdura, hasta conseguir un bloque compacto, vigilando que no se agarre y dándole la forma deseada, eso sí, procurando que la 'tortilla' de garbanzos no quede demasiado tostada. Degustarla en frío o caliente ya es gusto de cada cual, en casa solemos tomarla alternativamente, pero os recomiendo que la dejéis cocinada unas horas antes para que los sabores se mezclen bien.

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