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20 diciembre 2011

Albóndigas en caldo, tiempo de Navidad


En casa solíamos comer albóndigas en caldo el día de Navidad, aunque yo procuraba agenciarme un par de ellas la víspera por la noche, y es que entonces para mí no había Nochebuena sin albóndigas ni pavo, aunque reconozco que en el almuerzo del 25 de diciembre habían mejorado si cabe, pues mi madre diluía la yema de un huevo en el caldo antes de servirlas, hábito que he adquirido cuando se trata de preparar este plato, que con este gélido frío es cuando más apetece. La elaboración de las albóndigas tiene su técnica, sustentada en la tradición y en lo que en cada casa se tiene por costumbre, siendo común en todas concederse un tiempo para elaborarlas y el suyo a la cocción. No hay prisas cuando se trata de albóndigas, con cuyos ingredientes la nueva cocina ha ido incorporando productos de temporada, tal es el caso durante estos meses de frío, abierta la veda de caza mayor, de las albóndigas de venao en salsa, que las preparan suculentas en la cordobesa Taberna Góngora. Llega la Navidad y con ella un mundo de aromas y sabores.

Ingredientes: Carne de ternera y cerdo (en algunas carnicerías suelen picarlas mezclando con ellas el ajo y el perejil fresco, lo que os solucionará parte del preparatorio), un taco de jamón ibérico, un hueso de canilla, huevos (para un kilo de carne suelo usar tres), azafrán en hebra, sal y pimienta, vinagre y la yema de un huevo.

Elaboración: Picada la carne con los ajos y el perejil, salpimentamos y mezclamos bien con tres huevos batidos hasta alcanzar una masa cremosa. En un cuenco aparte vertemos vinagre con el que nos ayudaremos para dar forma a las albóndigas, con esta unción evitaremos que éstas se deshagan durante la cochura. Mientras tanto, en la olla de presión hemos puesto agua con el jamón y el hueso de canilla, antes de que arranque a hervir añadimos unas hebras de azafrán y comprobaremos que en unos minutos el caldo se ha ido convirtiendo en una tenue infusión de esta especia. Con el primer hervor vamos incorporando las albóndigas ya moldeadas y dejamos cocer durante unos minutos con el fin de espumear los restos que de la cocción se vayan asomando al borde. Cerramos la olla —en una cocina de inducción no pasar de una intensidad siete, es más agradable el murmullo que el aullido—, y contamos cuarenta minutos de cocción, que dependerá si la olla es normal o rápida. Si preparáis las albóndigas para el almuerzo o cena del mismo día, os aconsejo que una vez templadas, saquéis medio vaso de caldo, al que añadís la yema de un huevo, batimos y devolvemos a la olla, calentad y servid. De muerte.

2 comentarios:

MariolaG dijo...

Me encanta tu receta! Esta noche la voy a preparar con un caldo de cocido que tengo ya hecho muy rico. Qué bien encontrar esta receta sin que se sofrían antes las albóndigas! Lo del huevo de tu madre me parece una idea fantástica!! Gracias!

maria jose de luna dijo...

en mi casa al abrir la olla despues de hervidas las albondigas y cuandon ya no hierve el caldo pero continua muy muy caliente le poniamos las claras de los huevos que eran dos y pasados unos minutos se habian convertido en una especie de gelatina blanca que picabamos en el caldo

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