Vistos tal cual en la fotografía que hice para ilustrar la receta parece que se echa en falta una guarnición, una hojita de perejil o cualquier detalle con colorido que contraste, o vaya usted a saber, y si a priori esta ausencia les ha decepcionado están en lo cierto, aquel día el tiempo invadió la cocina y los jamoncitos se quedaron un poco huérfanos; aunque a última hora improvisé y un arroz con su crema de almidón se convirtió en un aceptable acompañamiento. He degustado este plato de maneras distintas a la elaborada para esta ocasión, a la sazón con salsa de cerveza, al curry —al que no soy adicto—, rellenos con champiñones, o bañados entre cremas trabadas con ciruelas, manzanas y pasas. En todas sus variedades resulta una carne agradecida de cocinar y excelente al gusto. Así que el otro día, cuando llegué tarde de natación y quedaba media hora para que Carlota regresara del colegio, empecé a pensar que la noche anterior Carmen y yo habíamos alargado el Ribera del Duero en la taberna Pepin, en el barrio cordobés de Valdeolleros. Disponía de treinta minutos, justo el tiempo que empezó a correr en el programa de Karlos Arguiñaño en Nova, con el conecto siempre que puedo, y de la nevera empezaron a salir puerros y jamoncitos camino del fogón.
Ingredientes: Jamoncitos de pollo, puerro, ajos, vino blanco en rama, caldo, un pizca de azafrán en hebra, un ramillete de perejil, aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta.
Elaboración: Mientras en una cazuela con aceite sofreímos los jamoncitos previamente salpimentados, lavamos el puerro —podéis usar también cebolla—, lo picamos menudo y machacamos un par de ajos sin pelar y otro lo laminamos. Marcada la carne, reservamos y desglasamos los restos adheridos en la cazuela con un chorrito de vino. Rehogamos puerro y ajos con una pizca de sal y unas hebras de azafrán y, al punto, añadimos la carne. Dos minutos más tarde ¡qué tarde!, agregamos un buen vaso de vino blanco y un ramillete de perejil. Mientras se evapora el alcohol veo al Arguiñano preparar unos huevos flor de acompañamiento para unas migas y me apunto la técnica de éstos. A estas alturas se me ocurre lo del arroz de guarnición, y nada mejor que la Thermomix para su elaboración. Así que preparo rápidamente los ingredientes y arranco la máquina. Los jamoncitos han impregnado la cocina de un aroma que sólo el Moriles Alto sabe expandir. Añado a la cazuela un vaso de caldo y dejo cocer a fuego medio. Cuando llega Carlota los jamoncitos ya han reposado y trabada su salsa, pero al arroz aún le quedan veinte minutos. Haz la foto, no puedo esperar, apremia mi chica. Arguiñano se despide con unas suculentas migas a las que les ha añadido pimientos verdes, rojos y chistorras, cuidadosamente atildadas con unos sugestivos huevos flor. Buena idea.
1 comentarios:
Hola José Carlos, estoy estrenando nuevo diseño de blog, pero con el cambio he perdido a los amigos que me seguían, te dejo el enlace por si puedes hacerte de nuevo.
http:belikaenlacocina.logspot.com
Saludos.
Publicar un comentario